El joven indígena, miembro de la comunidad Arhuaca de la Sierra Nevada de Santa Marta, recibió el título profesional de la Universidad Externado de Colombia.
El 24 de marzo de 2022 marca un hito para las comunidades indígenas colombianas, para la Universidad Externado de Colombia, para el país y quizá para Latinoamérica: ese día, en medio de emotivos discursos, una que otra lágrima, abrazos y aplausos, Diomedes Izquierdo Mejía, indígena arhuaco de la Sierra Nevada de Santa Marta, obtuvo su título profesional como arqueólogo, convirtiéndose en el primer indígena en conseguirlo.
“Hoy en mi graduación como arqueólogo asumo el propósito y el compromiso de proteger el territorio ancestral de la Sierra Nevada de Santa Marta, a mi pueblo arhuaco y a todas las comunidades, en especial a los jóvenes arhuacos, al creador, a mis padres, a mi hermano, a mi sobrino que han sido mi inspiración para ser cada día mejor persona”, fueron algunas de las palabras del discurso con el que Diomedes Izquierdo celebró su grado de la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural de la Universidad Externado de Colombia.
Este camino lo inició formalmente en el 2015 cuando aconsejado por los mamos de su comunidad y guiado por su sueño de convertirse en profesional ─a pesar de vivir en un entorno donde el acceso a la educación superior para las comunidades étnicas es casi imposible─ Diomedes decidió asumir el reto e inscribirse en el programa de Interacciones Multiculturales de la alma mater, el cual aporta el 50 % del valor de la matrícula a estudiantes indígenas, mientras que el Icetex otorga el otro 50 %.
Aunque al principio no tenía claro a qué hacía referencia la carrera ─por lo menos desde lo teórico─ se dio cuenta de “que la comunidad milenariamente viene haciendo arqueología por naturaleza. Los pueblos originarios tienen su propia forma de comprender el territorio, las dinámicas sociales, culturales e históricas con respecto al pasado, y esa es una manera de hacer arqueología teniendo como base unos principios éticos y culturales”, señala Izquierdo.
Su objetivo entonces se dirigió a tratar de entender más a profundidad sobre la narrativa e historia de las comunidades indígenas en torno a la arqueología, y explorar las herramientas que le facilitaran comprender y fortalecer el tejido de conocimiento, uniendo las perspectivas occidentales y las de los pueblos originarios, buscando una sinergia ante dos formas de ver el territorio.
Lecciones y aprendizajes
El camino no fue fácil y representó grandes desafíos: llegar a una ciudad como Bogotá, asumir las dinámicas propias de la academia, tratar de relacionarse con otros compañeros, asimilar (o tratar de entender) una cultura diferente resultaron ser circunstancias complejas.
Fue un cambio drástico desde diferentes ópticas, según comenta el arqueólogo: “Nosotros, por ejemplo, no manejamos de igual forma la noción del tiempo, aquí todo es más acelerado, mientras que para nosotros los horarios no existen, todo se va dando a su debido momento. La parte teórica fue dura, tratar de comprender las teorías y metodologías europeas o norteamericanas, la mayoría de ellas escritas en inglés o en alemán, cuando yo medianamente hablaba el español, fue difícil; así como ingresar a una carrera muy reciente en el país”.
A ello se sumaron algunas estigmatizaciones que aún persisten en la sociedad occidental hacia las comunidades indígenas, como por ejemplo, “el que muchas personas me cuestionaban al verme con nuestra vestimenta tradicional, o que otros -en ocasiones sin preguntar- me tomaban fotos como si yo fuera un monumento y no un humano; o encontrarse con personas que aún tienen la percepción de que los grupos originarios solo somos un pequeño laboratorio de investigación, eso también fue muy complicado”, afirma.
Sin embargo, tal vez lo más retador para Diomedes es ser el primer indígena con título profesional en arqueología, el compromiso y la responsabilidad que ello representa no solo con su pueblo, su comunidad sino con todos los pueblos originarios.
Arqueología indígena
La constancia, dedicación, disciplina, sus deseos y su compromiso y conocimiento adquirido fueron más grandes que las vicisitudes y lo impulsaron a plantear como proyecto de investigación y objeto de su tesis, una nueva mirada a la arqueología en la que se incluyeran elementos académicos, comunitarios, lo aborigen y no aborigen, el pasado, el presente y el futuro, y donde no se utilizara la excavación como herramienta principal, una propuesta descabellada, dirían algunos, pues la esencia de la arqueología es justamente la excavación.
“Yo quise desarrollar una metodología para comprender el pasado desde una visión originaria, sustentada en la inclusión de valores y perspectivas no occidentales, acorde con las cosmovisiones de los pueblos originarios, lograr esa caracterización y registro de los hallazgos a través de una arqueología no invasiva, que no mueve los elementos del territorio, de su lugar de origen, lograr un diagnóstico arqueológico con base en principios éticos que reivindiquen los patrimonios de nuestros antepasados”, explica Izquierdo.
Lo que implica, por ejemplo, pedir un permiso espiritual a los guardianes, a los mamos, a las mesas de gobierno donde se toman las grandes decisiones de los ancestros, según los calendarios propios cada vez que se va explorar un espacio reconociendo el territorio ancestral como sujeto sagrado, desde la perspectiva de la comunidad.
Lo importante, resalta Diomedes, “es hacer una arqueología colectiva, reconstruir ese pasado a través de la participación comunitaria de jóvenes, niños y mayores orientados por los guías espirituales. De esta manera se construye una arqueología más bonita, más fuerte en términos de construcción de una identidad, de modo que se comparta la información arqueológica”.
De regreso al territorio
Toda la experiencia, el conocimiento adquirido y el orgullo de ser el primer Arhuaco arqueólogo lleva a Diomedes Izquierdo de vuelta a casa: a su Sierra Nevada de Santa Marta, donde continuará trabajando de la mano del Ministerio del Deporte en el fortalecimiento de las prácticas ancestrales.
“Estoy trabajando para visibilizar esas prácticas y competir en el Mundial de prácticas ancestrales de pueblos originarios que se realizará en Brasil; también sigo trabajando en llamar la atención sobre las dificultades que tienen nuestros jóvenes en temas de educación, salud, economía, pero también en que no se pierdan nuestros valores, en promover en ellos la conciencia de ser indígenas, de proteger y conservar un legado y reivindicar esa forma de de comprender el territorio”, apunta.
Los retos de aquí en adelante son muchos, no obstante, ojalá este primer título universitario de arqueología para un indígena colombiano, como lo expresó en la ceremonia de graduación la docente del Externado María Paula Álvarez, “pueda llevarlos a producir conocimiento, develar historias ocultas en el patrimonio y contribuir a la conformación de las identidades y las memorias que pueden sostenernos como sociedad en estos tiempos de retos”.
Il y a une quatrième raison plus puissante que les trois précédentes réunies. Lire la suite
A quand la continuité territoriale entre Grand-Rivière et Ste Anne ?
Lire la suiteMalgré la rage qui me ronge de voir mon île dévastée par des étrangers venus d'ailleurs qui sont Lire la suite
...cette précision, cela n'a rien à voir avec le fond de l'article. Me semble-t-il...
Lire la suite"National" au sens "national Mquais". Ça va sans dire, mais ça va mieux en le disant...
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