Una compañía del MIT quiere reconvertir las centrales térmicas en plantas de energía verde infinita usando el magma terrestre como fuente de calor en cualquier lugar del globo
Una compañía salida del MIT afirma tener la llave para la electricidad ilimitada 100% verde y prácticamente gratuita. No es ni fusión ni fisión ni renovables, sino el magma terrestre, que puede alimentar la civilización durante 20 millones de años usando sólo el 0,1% de su calor. Esta fuerza sólo se usa en países como Islandia porque, en el resto del mundo, la energía geotérmica está físicamente fuera de nuestro alcance. Hasta ahora.
Eso es lo que dice Quaise, que es como se llama esta nueva empresa fundada por ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Sus ingenieros aseguran que su nuevo taladro de energía dirigida llegará sin problemas a profundidades de hasta 20 kilómetros, una distancia totalmente imposible con perforadoras mecánicas, como ya demostró la extinta Unión Soviética después de perforar durante años cerca de su frontera con Noruega.
Planta geotérmica en Islandia. La nube blanca es vapor de agua.
En los años 60, la URSS intentó llegar a esos 20 kilómetros de profundidad en un experimento llamado pozo superprofundo de Kola. Tuvo que detenerse años más tarde a 12.262 metros, cuando la baja densidad y alta viscosidad de la roca unidas a una excesiva temperatura hicieron imposible seguir con aquel agujero al infierno.
Este infierno arde a 5.200 grados centígrados en torno a una esfera sólida de níquel y hierro en el centro de nuestro planeta, pero no hace falta llegar allí para obtener energía ilimitada. Si no estás encima de una fuente de magma cercana a la superficie — como demuestra diariamente Islandia, donde el 65% de la energía consumida en 2016 fue geotérmica — “basta” con llegar a unos 20 kilómetros de profundidad. “Basta” porque, obviamente, es una tarea extremadamente difícil.
Si realmente podemos llegar a esa profundidad en cualquier parte del mundo, conseguiremos una fuente energética ilimitada durante las 24 horas del día por un coste muy reducido.
La energía geotérmica eliminaría la necesidad de combustibles fósiles de un plumazo. Todos los países serían totalmente autosuficientes. En poco tiempo, esta fuente de energía gratuita podría abaratar la factura de la luz a precios ridículos, asegura Quaise. En Islandia, por ejemplo, la factura energética media — que incluye electricidad, calefacción y agua caliente — es de unos 22 euros.
El acceso a una cantidad virtualmente ilimitada y constante de electricidad también permitiría que la humanidad continúe avanzando durante millones de años sin generar CO2 o la generación de hidrógeno en cualquier parte a un coste insignificatnte. Adicionalmente, apunta Quaise, dejaríamos de depender de las intermitentes renovables y podríamos quitarnos de encima todas las plantas solares, hidráulicas, atómicas y eólicas que afectan a la vida salvaje reclamando esos espacios para la naturaleza.
Esquema de la perforación de Quaise (Quaise)
En este escenario planteado por los ingenieros del MIT, la fusión nuclear pasaría a ser el salvador de la humanidad — ante el cambio climático y nuestra hambre energética en la Tierra — a ser un posible motor para nuestra exploración espacial.
De ser así, sería irónico porque Quaise se gestó en el centro de ciencias del plasma y la fusión nuclear del MIT, donde Paul Woskov — uno de los cofundadores Quaise — creó este sistema de perforación usando un girotrón. A grandes rasgos, este aparato derivado de los tubos de vacío utiliza un haz de electrones que se amplifica en cavidad hueca de resonancia. Dentro hay un campo magnético que acelera estos electrones a velocidades relativistas, amplificando de forma radical la energía de las microondas. El resultado es que el haz de energía que sale del taladro de Woskov es capaz de vaporizar cualquier roca imaginable.
Un girotrón (Quaise)
Según Carlos Araque — otro ingeniero del MIT que descubrió el trabajo de Woskov en 2017 y cofundó Quaise — la idea es perforar y construir la infraestructura necesaria para acceder directamente en las centrales térmicas tradicionales. Una vez construida la infraestructura de reconversión, las centrales dejarían de usar combustibles fósiles para pasar a este poder geotérmico.
Para hacerlo, primero usarían sistemas de perforación tradicionales para llegar a los cinco kilómetros de profundidad, algo normal en la industria de la extracción de combustibles fósiles. En ese punto, Quaise pasaría a su taladro de energía dirigida.
La compañía está convencida de su éxito. Otro de sus fundadores es el geólogo Matthew Houde y asegura que su modelo es perfectamente factible. La naturaleza, afirma, tiene agujeros estables que van mucho más allá de los 20 kilómetros: los volcanes. E Islandia demuestra que ser energéticamente independiente con un coste de risa para el consumidor es posible. Ahora sólo hay que ver si la perforadora y el resto de tecnologías de Quaise tienen éxito.
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